Ucrania, gente y costumbres
Los habitantes de la Comunidad de Estados
Independientes son gente acogedora, hospitalaria y
risueña. A pesar de los duros avatares históricos
que han sufrido, este pueblo es de talante noble y
sabe encajar los malos tragos con un impresionante
optimismo. El clima, tan frío en invierno, ha
reforzado el carácter familiar de la sociedad.
Cuando las grandes nevadas hacen muy difícil el
tránsito por calles y carreteras, tanto los rusos
como los ucranianos, se quedan en casa con las
conversaciones, la radio y la televisión como
entretenimientos. La lectura también ocupa un
lugar importante en sus preferencias, de hecho,
este pueblo está considerado desde hace tiempo
como un pueblo culto. Sin embargo, las ciudades no
se ven completamente vacías, siempre hay
movimiento de personas envueltas en pesados
abrigos y calzado forrado que van de un lado a
otro y no dudan un instante antes de mantener una
conversación con un conocido a pesar del frío.
Los lugares de ocio se encuentran repletos de
gente con ganas de pasárselo bien. Con el cambio
político la noche tiene vida propia. En esta
sociedad se madruga mucho y se va a la cama muy
tarde, así que es seguro de que dormirá muy poco
si se decide a seguir el ritmo. Es necesario tener
en cuenta que un turista o viajero siempre es
considerado como una buena fuente de información
sobre política exterior, costumbres ajenas y nivel
de vida. Curiosamente el extranjero no es el que
más observa en esta sociedad, la curiosidad es
otro componente esencial del carácter de este
pueblo. A pesar de su amabilidad y simpatía, quizá
influidos por el clima y las transformaciones
políticas, los habitantes de la CEI son
reservados, no le contarán fácilmente su vida,
pero eludirán las preguntas de un modo correcto
con un hábil cambio de conversación. También
tienen fama de ser tercos y es mejor no discutir
con ellos.
Las mujeres y los hombres están plenamente
equiparados. El régimen comunista no admitía
diferencias y con el cambio político esta
característica se ha mantenido. Los jóvenes tienen
un gran sentido del humor y es fácil relacionarse
con ellos. De hecho, 'ligar' es uno de los
alicientes de la movida nocturna de estas
ciudades, eso sí, siempre de una manera sana y
correcta. Las mujeres en este aspecto también se
han igualado a los hombres. La difícil situación
económica que se atraviesa ha llevado a algunas
personas a la desesperación más absoluta. El
alcohol ha sido la única respuesta a sus problemas
por lo que no es extraño ver a algunas personas
embriagadas en la calle. Recuerde que está muy mal
visto fotografiarles. También es muy frecuente ver
largas colas ante los comercios, aunque los
turistas no las padecen porque se evitan en las
tiendas destinadas a ellos. Los habitantes de la
CEI pasan muchas horas en ellas pero en lugar de
desesperarse aprovechan para relacionarse y
conversar con otras personas. Son realmente
pacientes.
También son muy respetuosos con las costumbres
ajenas, quizá, porque desde tiempos muy remotos
han convivido con hombres y mujeres de distintas
culturas. Es importante respetar las suyas: en las
iglesias los hombres deben quitarse sombreros y
gorros, las mujeres deben llevar cubiertos los
hombros y en las ortodoxas, las señoras no pueden
usar pantalones. En los transportes públicos es
habitual ceder el asiento a los ancianos, niños y
mujeres. Por último recuerde que nadie se sienta
en las escaleras, umbrales, poyetes, vallas y
sobre todo, en el césped. |